Deca Quest surge del sueño compartido de dos amigos que, rememorando sus años de juventud entre épicas sesiones de Rolemaster, El Señor de los Anillos, Advanced D&D, Traveller y Cyberpunk 2020 en la década de los 90, deciden que ha llegado el momento de forjar su propio legado en el mundo de los juegos de rol.
Vale, hablemos claro y al grano: un juego de rol es básicamente un viaje de imaginación compartida. Ni más, ni menos. Olvídate por un momento de las definiciones rebuscadas o de esas explicaciones de manual que suenan como si vinieran de una enciclopedia polvorienta. Aquí la cosa es simple: te juntas con tus colegas, inventas personajes y vives historias que podrían ser imposibles en la vida real. ¿Quieres ser un guerrero bárbaro que enfrenta dragones? Puedes. ¿Quieres ser un hacker futurista en una ciudad dominada por corporaciones corruptas? También. ¿Quieres ser un mago torpe que solo sabe prender velas con fuego? Adelante.
El juego de rol es, en pocas palabras, interpretar un papel. De ahí viene la palabra rol. Tú no eres tú: eres ese personaje que has creado, con sus virtudes, defectos, miedos y sueños. Y lo más divertido es que no hay un guion cerrado como en una película. Aquí la historia se construye entre todos los que están en la mesa.
Ahora, ¿cómo funciona esto en la práctica? Muy fácil: alguien hace de director de juego (también llamado máster o narrador). Ese colega es el que pone las bases del mundo: describe lo que pasa, lanza los retos, crea los problemas y maneja a los personajes secundarios (PNJ). Luego están los jugadores, cada uno con su propio personaje, que deciden cómo reaccionar ante todo lo que ocurre.
No hay pantallas gigantes, ni mandos, ni gráficos 3D. Lo que hay es imaginación, lápiz, papel y dados. Los dados son los que meten el caos en la partida: tiras uno y decides si tu personaje tuvo éxito o si acaba de meter la pata monumentalmente. Ese “azar” convierte el juego en una experiencia viva, impredecible y, sobre todo, divertida.
¿Sabes qué es lo más loco? Que un juego de rol no se queda en un simple “juego de mesa”. Es una experiencia social. Es reírte con tus colegas, planear estrategias absurdas, discutir qué hacer cuando todo se va al carajo y recordar esas partidas durante años como si fueran batallas reales.
Además, los juegos de rol tienen algo único: te hacen pensar y sentir como otra persona. Desarrollas empatía, improvisación, trabajo en equipo y hasta algo de teatro. Si alguna vez dijiste “yo no sé actuar”, prueba una partida de rol y verás cómo terminas gritando, dramatizando o incluso llorando por algo que le pasa a un personaje ficticio.
Por si aún dudas, te suelto un desglose rápido:
Rol de mesa (o rol clásico): el de toda la vida, con libros de reglas, fichas de personaje, lápices y dados.
Rol en vivo (o LARP): aquí te disfrazas, interpretas físicamente al personaje y corres por un parque o una casa vieja como si estuvieras en una peli.
Rol online: gracias a plataformas digitales y apps, puedes jugar con gente de todo el mundo, con videollamadas y dados virtuales.
Rol narrativo o improvisado: se centra más en contar la historia que en las reglas estrictas.
Cada estilo tiene su encanto, pero todos comparten la misma esencia: tú decides quién eres y qué haces en una historia compartida.
La magia del rol está en que no hay límites. En un videojuego, solo puedes hacer lo que el código permite. En una película, eres espectador. Pero en un juego de rol, tú mandas. ¿Quieres hacer un plan suicida para derrotar al villano? Inténtalo. ¿Quieres convencer a un dragón de que se una a tu equipo en lugar de matarte? Pues prueba. Aquí todo vale, mientras el grupo se lo pase bien.
Además, es un hobby barato y accesible. Con un par de dados y unas fotocopias ya puedes empezar. Y si lo tuyo es el teatro mental, ni siquiera necesitas dados: basta con contar la historia y dejar que fluya.
Un juego de rol es un espacio donde la imaginación se convierte en realidad compartida. Es sentarte con amigos, inventar mundos, crear personajes y vivir aventuras que jamás podrías vivir en la vida cotidiana. Es reír, fracasar, improvisar y disfrutar de la narrativa en primera persona.
Si te gustan las historias, si alguna vez soñaste con ser protagonista de una película o un videojuego, el rol es para ti. Y lo mejor: no importa tu edad, tu experiencia ni tus gustos, siempre hay un sistema o una ambientación que encaja contigo.
Así que ya sabes: cuando alguien te pregunte ¿qué es un juego de rol?, díselo en corto y sin rodeos: Es la forma más divertida de jugar a ser alguien más, en un mundo donde todo es posible.